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Hoy quiero dar inicio a este espacio dedicado a compartir el amor por la cocina con una receta muy especial para mí: la Polenta Criolla. No es solo un platillo delicioso, sino también un pedacito de mi infancia que siempre me acompaña y me conecta con mis raíces.
¿Por qué decidí compartir esta receta? Porque cada vez que preparo esta polenta, siento que mi abuela está de vuelta conmigo, llenando la casa de aromas, de risas y de la calidez que solo ella sabía transmitir. Fue ella, una mujer margariteña de carácter fuerte y de corazón inmenso, quien me enseñó a hacerla. En tiempos difíciles, cuando los ingredientes eran escasos, recurría a la creatividad y al ingenio para poner en la mesa algo tan sencillo y a la vez tan reconfortante.
Con el tiempo, he hecho mis propias variantes -añadiendo o quitando ingredientes según la ocasión- pero la esencia sigue siendo la misma: esa mezcla de cariño, sencillez y sabor que tanto identificaba a mi abuela. Cocinar esta receta es, para mí, un acto de amor: la preparo para mi familia, para celebrar momentos especiales o, simplemente, cuando necesito sentirla cerca.
Lo más hermoso de la Polenta Criolla es su versatilidad. Puede hacerse con pollo, carne molida o, si prefieres una opción vegana, sustituir las proteínas animales con garbanzos u otras legumbres. Así, cada quien puede adaptarla a su gusto sin perder su esencia criolla.
Ingredientes
2 tazas de harina de maíz amarilla
2 cucharadas de aceite vegetal (o de tu preferencia)
2 zanahorias pequeñas, rayadas.
½ litro de agua
1 chayota (o un calabacín/zucchini)
½ kg de jamón en cuadritos, pechuga de pollo desmenuzada o carne molida (opcional: sustituir por garbanzos para versión vegana)
2 huevos
3 ajíes (chile) dulces (o picantes, si prefieres un toque atrevido) finamente cortados (sin semillas)
½ kg de Cebollín cortado en trozos pequeños
1 Cebolla cortada en cuadritos pequeños.
Sal y pimienta al gusto
Preparación
Agregar los vegetales: En una sartén agrega aceite (de tu preferencia) e incorpora la mitad de los vegetales picados (ajíes, cebollas, cebollines), más adelante te indicaré qué haremos con la otra mitad. Luego de un par de minutos sumamos a la ecuación las zanahorias rayadas y la chayota o calabacín (zucchini) cortados en cubitos. Sigue cocinando a fuego medio hasta que estén un poco dorados.
Cocina la proteína: En la sartén con los vegetales sofritos incorpora la proteína (en este caso jamón en cuadritos). Añade sal, pimienta y los ajíes finamente picados. Si optas por la versión vegana, sofríe los garbanzos previamente cocidos.
Preparar la polenta: En un recipiente agrega la harina amarilla (1). ¿Recuerdas que te dije que más adelante utilizaríamos la mitad de los vegetales picados?, bueno este es el secreto de mi abuela: incorpora una mezcla licuada con la mitad de los vegetales antes de sofreír con medio vaso de agua, quedará con un color entre rojo y marrón (2). Amasa y si la mezcla se siente un tanto dura agrega más agua (3). En una sartén agrega un poco de aceite y luego calienta a fuego medio la masa hasta que se sienta un tanto firme (no cremosa). Retirar de la sartén y dejar reposar.
Ahora los huevos: Bate los huevos ligeramente, agrega sal, pimienta y añádelos a la mezcla, removiendo rápidamente para que se integren.
Integrar los sabores: Unta con aceite un recipiente cóncavo. La mitad de la masa utilízala para crear una "cama" en el fondo de la olla o recipiente; sobre esta coloca la mezcla de vegetales y proteína a la polenta. Finalmente cubre la totalidad de los vegetales con la otra mitad de la masa de la polenta y listo para servir. Este platillo rinde para 5 porciones (aproximadamente).
Servir y disfrutar: Coloca la polenta en una bandeja o sírvela directamente en platos individuales. Puedes decorarla con ají fresco picado o un chorrito de aceite de oliva.
La Polenta Criolla no es solo comida, es memoria, es familia, es celebración. Cada vez que la preparo, vuelvo a sentirme en la cocina de mi abuela, con ese ambiente alegre y sencillo que tanto extraño. Hoy la comparto contigo con la esperanza de que también lleve a tu mesa un pedacito de amor y tradición.
Todas las imágenes son de mi propiedad y creación, sin embargo, como creyente de la libertad autorizo a quien lo desee o requiera a hacer uso de las fotografías solicitando mi permiso. Algunas imágenes fueron editadas mediante el uso de la plataforma CANVA.