


Lo positivo de tener compañeros de trabajo a los que les gusta disfrutar de la comida de la misma manera que a mí es que siempre, así sea una vez al menos, nos damos un buen gusto a la hora del almuerzo. Al menos durante un Viernes del mes es normal que nos antojemos de pedir algo delicioso para almorzar y compartir. La mayoría de las veces suele ser sushi, incluso una vez llegamos a pedir cachapas, pero lo que suele repetirse son las hamburguesas.
La semana pasada nos antojamos de querer hamburguesas, así que todo el team rápidamente se dispuso a ojear el menú del restaurante Moka para elegir la mejor opción. Optamos por este lugar porque cada hamburguesa venía con un refresco, ración de papas fritas y ensalada César por un costo que nos pareció bastante razonable. Entre 20 opciones disponibles yo decidí seleccionar la hamburguesa Da Vinci que contenía milanesa de pollo empanizada, tocineta, lechuga en aderezo César, salsa nápoles, jamón, champiñones, salsa pesto, gratinada en queso mozzarella. Como podrán notar, toda una completa explosión de sabores.
A pesar de que contenía una diversidad de sabores, ninguno enmascaraba a otro. De hecho, el plus del gratinado con queso mozzarella era todo lo que estaba bien en la vida. La ración de papas fritas fue lo único que desentonó, pues les faltaban algo de sal y estaban un poco flácidas. A veces es triste que este tipo de locales derrochen todo su esfuerzo en hacer una excelente hamburguesa, pero terminan descuidando las papas fritas. La ensalada César no estuvo mal, pero para mi gusto le hizo falta un poco más de sabor, pero sinceramente no me quejo demasiado al respecto, estaba pasable.
Cada uno de nosotros quedó bastante conforme y feliz con su elección. Incluso para nuestra amiga que no come carne resultó un gran plan, pues en el menú había una hamburguesa de carne de lentejas, ¿qué será lo que pediremos en un próximo Viernes de compartir? aún no lo sé, lo iremos descubriendo en el camino para contarlo en un próximo Diario Foodie.
The positive thing about having coworkers who like to enjoy food the same way I do is that we always, even once at least, treat ourselves at lunchtime. For at least one Friday of the month it is normal that we crave to order something delicious for lunch and share. Most of the time it is usually sushi, once we even ordered cachapas, but what we usually repeat is hamburgers.
Last week we had a craving for hamburgers, so the whole team quickly set out to browse the menu of the restaurant Moka to choose the best option. We opted for this place because each burger came with a soft drink, portion of fries and Caesar salad for a cost that seemed quite reasonable. Out of 20 available options I decided to select the Da Vinci burger which contained breaded chicken milanese, bacon, lettuce in Caesar dressing, Napoli sauce, ham, mushrooms, pesto sauce, gratinated in mozzarella cheese. As you may notice, a complete explosion of flavors.
Although it contained a diversity of flavors, none masked another. In fact, the added bonus of the mozzarella cheese gratin was everything that was good in life. The portion of fries was the only thing that was off, as they lacked some salt and were a bit limp. Sometimes it's sad that these types of places waste all their effort on making an excellent burger, but end up neglecting the fries. The Caesar salad was not bad, but for my taste it lacked a little more flavor, but honestly I am not complaining too much about it, it was passable.
Each of us was quite satisfied and happy with our choice. Even for our friend who doesn't eat meat it turned out to be a great plan, because on the menu there was a lentil meat burger, what will we order on a next Sharing Friday? I don't know yet, we will find out on the way to tell it in a future Foodie Diary.
📷 Edición | Edition: Adobe Photoshop Ligthroom
Traducción con | Translated with: DeepL.com (free version)
For the best experience view this post on Liketu