Oh, qué orgullo. Cuando veo a alguien así, preocupado por avanzar y cumplir metas, siento gran una alegría y enseguida sonrío. Casi siento mío ese logro.
Las personas desagradecidas siempre existirán y están ahí para recordarnos que hay que poner límites sanos. Tú sigue haciendo el bien que con eso el corazón se ensancha.
Un abrazo y felicidades. ¡Sigue cosechando éxitos!