Saludos amigos de hive,El día comenzó con una intención clara: regalarme un momento de conexión conmigo misma. Llegué a una cafetería acogedora, donde el ambiente parecía invitarme a dejar las preocupaciones en la puerta. Ordené un desayuno que sabía que me haría sonreír: unos tequeños doraditos, crujientes por fuera y suaves por dentro, acompañados de un jugo de guayaba fresco, con ese equilibrio perfecto entre dulzura y acidez.

Mientras disfrutaba cada bocado y sorbo, saqué mi libreta y me dediqué a planificar. Las ideas fluían como si el sabor de la guayaba despertara mi creatividad. Apunté metas, organice tareas, y dejé que mi visión para los próximos días se iluminara. Fue un rato lleno de inspiración, en el que mi desayuno no solo alimentó mi cuerpo, sino también mi mente y mis sueños.

Salí de allí renovada, agradecida por el pequeño pero poderoso recordatorio de que incluso en la simplicidad de un desayuno y una libreta, hay espacio para crear algo grande.

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