Pront: Cara como si estuviera chupando un limón.

—Hola mamá, leíste en el grupo del condominio de WhatsApp, el problema que hay con el ascensor. — Comentó Rolando.

—Si, hijo, se dañó una pieza y, al parecer, es algo costosa, los miembros de la junta dicen que no hay dinero para pagar el repuesto y que debemos esperar a que los que tienen deuda paguen, para poder reparar los dos ascensores. — Respondió la madre.

—No te preocupes mama, yo haré las compras de la casa y haré lo que debas hacer fuera mientras arreglen los ascensores, ya que no quiero que estés bajando y subiendo los 20 pisos a tu edad. — Comentó Rolando.

—Muchas gracias hijo. — Dijo su madre.

El problema del ascensor se presentó, cuando uno de los contactores se dañó, y la Junta de Condominio, informó la situación pro el grupo del edificio. La gente estaba tranquila, ya que quedaba un ascensor funcionando, pero el ascensor se utilizó tanto, que empezó a dar fallas.

Cuando se paró el segundo ascensor, un vecino que llegó molesto, le cayó a patadas a la puerta del ascensor en el sótano, dañando las puertas. Eso hizo que el presupuesto de la reparación aumentara y la Junta de Condominio, no tenía capital para arreglar el ascensor, ya que había mucha atrasada con los pagos.

Eso hizo, que la gente del edificio de Rolando tuviese que subir y bajar las escaleras de manera diaria, hasta que los deudores se pusieran al día, y hubiese dinero para pagar las reparaciones.

Ya tenían una semana sin ascensores, cuando la mamá de Rolando le comunicó que la bombona de gas del apartamento se había apagado. Rolando, al escuchar la noticia, puso una cara como si estuviera chupando un limón, ya que sabía que tenía que bajar los 20 pisos hacia el sótano, para después subir de nuevo los 20 pisos, con un cilindro de gas, que pesa bastante.

Finalmente, Rolando, tomó aire y se dijo así mismo, tengo dos formas de hacer esto, la primera, molesto e insultando a todos los deudores, la segunda, con tranquilidad y alegría, sin amargarme la vida y viéndolo como un ejercicio. De cualquiera de las dos formas debo bajar y subir con ese peso.

Al final, Rolando tomó la decisión de optar por la segunda opción, así que eliminó su cara de como si estuviera chupando un limón, y bajó al sótano y le subió a su madre el cilindro de gas, con alegría, inclusive, bromeando con los vecinos que se encontraba en las escaleras, sin dejar que las situaciones adversas le amargaran su vida.

Muchas gracias por leerme.

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