Recuerda:
La noche más oscura, sin luna ni estrellas a la vista, hace florecer nuestros miedos más ocultos y moviliza nuestras emociones hasta un punto que a veces devastan nuestros pensamientos y provocan una parálisis temporal física.
Sin embargo, "se desvanece con los primeros rayos de luz solar". Llámalo Dios o como tú desees, pero "Él" siempre está, al igual que el nuevo día.