Era domingo en la mañana, como todos los domingos, siempre nublado, siempre una amenaza de lluvia que no terminaba de caer, y siempre los ruidos tempranos en la calle, en el barrio y en la casa, ya la cocina estaba en movimiento y el aroma del café lo cubría todo, el canto de las aves al amanecer eran un elíxir para el alma, al igual que los loros al atardecer, pero este domingo había algo distinto, era como si de una obra de teatro que llevara mucho tiempo en escena hubiesen cambiado algo, solo que aún no podía ver de que se trataba.
Poco a poco se iba vislumbrando la luz del dia, veía como la enfermera que le aseaba diariamente, (su nombre era Beatriz), entraba en su habitación, rodando su pobre existencia como un fardo a un lado de la cama, desvistiendo su cuerpo enfermo, cambiando su ropa y el pañal, aunque esté aún estuviera limpio y colocándole uno nuevo, también cambiaba las sábanas, volviendo a colocarle con mucha ternura en el centro de la cama, una cama king size en la que le habían colocado desde el accidente, como para que se viera aún más pequeño e insignificante de lo que era, en medio de aquel colchón gigantesco, su nombre era Sebastian.
En verdad que aquella mujer era lo más hermoso que había visto en la vida, unos ojos verde esmeralda que desarmarían a cualquiera, una sonrisa perfecta, como de revistas de odontología,
Y un cuerpo voluptuoso, parecía un angel, y ella le trataba con el cuidado y el amor que no encontró nunca en su familia, ni siquiera en su hermana.
Recogía la ropa sucia y se retiraba dejando sus feromonas en el ambiente y regalándole una mirada piadosa y una sonrisa compasiva que avivaba aún más sus ganas de no rendirse..
Para ese entonces ya había transcurrido mas de un año desde que cayó en coma, producto de rodar por las escaleras de la casa hasta terminar golpeando su cabeza con el último escalón que faltaba, un solo escalón, de 15 que había, uno más, uno solamente, y nada hubiera pasado, pero el destino es asi.
Decía que todo esto Sebastián lo veía desde una nueva perspectiva, ya que en los últimos dias, su espíritu se había separado de su cuerpo y podía ver desde diferentes ángulos de su habitación todo lo que ocurría, incluso en las noches se había aventurado por los pasillos de la casa, se había paseado por los dormitorios de todos y hasta había sido testigo de algunas conversaciones sobre él, que resultaron muy dolorosas, de su hermana Dolores por ejemplo, que decía la otra noche que ya era hora de ponerle fin a esta situación, que solo así podrían dar lectura al testamento, y ya que de todos modos iba a morir, que debía ser un acto piadoso el desconectarlo y ahogarle con una almohada para que pudiera al fin descansar en paz, eso le causó escalofríos, aunque en el fondo creía que tenía razón.
Solo su hermano Julian, el menor, se había negado a semejante idea, con la esperanza de que pudiera despertar, aunque Sebastián ya llevaba demasiado tiempo separado de ese cuerpo inerte que yacía en esa enorme cama casi vacía.
Luego de los preparativos en la cocina Sebastián debía esperar que la familia desayunara, para ver si alguno tenía la cortesía de recordar que él seguía allí y pasará a visitarle, o al menos a confirmar que seguía con vida.
Pero este domingo no tuvo suerte, nadie subió, y por ser domingo, era poco probable que su hermosa y despampanante enfermera viniera a confirmarlo, aunque él seguía sin dar señales de recuperación alguna, no se desesperaba, y ya se había se acostumbrado a estar solo durante el domingo, ya era costumbre el esperar hasta el día lunes para volver a ver a alguien en aquella habitación.
Se resignó, pero seguía con una extraña sensación, era un presentimiento que en su mente no podía definir, en verdad desde la noche anterior se sentía con mayor libertad, incluso antes del amanecer pudo dar un paseo por los jardines, aunque fue lo más terrorífico que habia vivido hasta ahora en su nueva condicion de vagar por la casa entre dos mundos, creía que poco a poco iba muriendo y adentrándose en el más allá, un espacio hasta ahora desconocido para él.
Durante su paseo por el jardín, se topó de frente con algunos espíritus que rondaban alrededor de la casa, estos le aterrorizaban, aunque en el fondo, ya se sentía más espíritu que un ser vivo, pero sin perder la esperanza de despertar y contar todas las cosas que había visto en ese peregrinar de un año, antes en su propia habitación, y ahora por toda la casa.
El lunes los ruidos comenzaron más temprano que de costumbre, a eso de las cuatro de la madrugada Dolores entró a la habitación de Sebastián con su marido, lucía como agitada y nerviosa, Marcos su compañero le animaba alegando que era hora de salir de aquella casa para siempre y disfrutar de la herencia del viejo, que solo ese cuerpo inerte se interponía entre ellos y la felicidad.
Al final su hermana no se atrevió, después de todo aún le quedaba algo de conciencia, pero de pronto Marcos le desconecto del soporte vital que tenía, y al ver que Sebastián seguía respirando, le arrebató la almohada de las manos a Dolores y comenzó a asfixiar a ese cuerpo inerte que no podía defenderse.
Mientras tanto Sebastián observaba todo desde su rinconcito en la habitación, al comienzo sintió mucho miedo, no era fácil aceptar la llegada del final, aunque los últimos acontecimientos le decían que esto sería solo un nuevo comienzo, y que para estar colgando mejor era caer de una vez.
Y ya se estaba despidiendo del mundo de los vivos, (quizá faltaron tan solo unos segundos para consumar aquel hecho tan atroz), cuando Julián, su hermano menor entró de pronto a la habitación con la vieja escopeta de su padre, y al ver lo que estaba ocurriendo, sin mediar palabras, hizo un solo disparo que cegó al mismo tiempo, la vida de Marcos y Dolores en un instante.
En unos segundos que le parecieron una eternidad, pudo ver cómo las almas de su hermana y su marido eran arrastradas al abismo por una fuerza que no pertenecia a este mundo, ella alcanzó a mirarle y pudo leer en sus labios una palabra que se le quedó grabada para siempre en la memoria: "Perdón".
Acto seguido, Julián volvió a conectar los aparatos, respiró aliviado y mirando hacia todas partes, exclamó:
"Sé que estás allí, siempre lo he sabido, yo cuidaré tu cuerpo hasta el momento en que todo esté consumado".
Luego lo vío arrastrar los cuerpos hasta el jardín de la casa, dejando su cuarto limpio como una tacita de plata, de tal manera que para cuando llegó la enfermera, ya había sepultado ambos cuerpos y cambiado de lugar algunos rosales del jardín, luego se puso a regarlos disimuladamente, como si nada hubiera pasado.
Desde ese entonces transcurrieron seis meses, y Sebastián seguía en la misma situación, cada noche se paseaba por los jardines, incluso en una ocasion le pareció ver la figura de su padre sobre los rosales, este le miró con suma tristeza y hasta trató de comunicarse con él, pero había algo que le impedía hablarle, esta era otra señal inequívoca de que aún seguia vivo, solo que no consigue la forma de volver a su cuerpo y despertar de esta horrible pesadilla.
Tiempo después, al cumplirse dos años del accidente y su estado de coma, Julián llegó a la casa apresurado, Sebastián lo observaba desde su pequeño espacio en la esquina, este abrazó su cuerpo con mucha fuerza, dándole un beso en la frente, como despedida, para posteriormente salir de la casa para nunca más volver.
La verdad es que en todo ese tiempo, Julián había hecho declarar desaparecidos a su hermana y su marido, y presentó un reclamo por la herencia, también había logrado que a Sebastián le declararan incapaz de manejar la fortuna de la familia, marchándose para siempre a una isla del caribe con todo el dinero que se pudo llevar de la herencia, Sebastián lo vio alejarse de la mano de Beatriz, su voluptuosa y hermosa enfermera, se quedó congelado, al final le gritó que al menos lo desconectara, que por piedad lo matara, antes de irse, pero ellos no podían escucharle, solo la enfermera le miró una última vez con la misma expresión compasiva de siempre, antes de cerrar la puerta y marcharse para siempre.
Desde ese entonces Sebastián no sabe cuánto tiempo ha transcurrido, tampoco sabe si esta vivo o ya murió de inanición en esa enorme cama, ya que cada vez que se acerca a su cuarto para averiguarlo un terror de otro mundo lo paraliza, solo se limita a vagar por los jardines sin rumbo, y le ha nacido un sentimiento de apego a aquella vieja casa colonial que se ha apoderado de él, pensando que debe defenderla de cualquier intruso, cueste lo que cueste, hasta el fin de los tiempos.
Fin.
Créditos:
La historia es contenido original, de mi absoluta autoría, escrito para la comunidad de
#zonadeescalofrios, en el ecosistema hive.
Las imágenes fueron creadas por mí con el programa bing.
Para el idioma inglés utilicé la herramienta Deepl.
Gracias por leer.
English.
It was Sunday morning, like every Sunday, always cloudy, always a threat of rain that did not end up falling, and always the early noises in the street, in the neighbourhood and in the house, the kitchen was already in motion and the aroma of coffee covered everything, the birdsong at dawn was an elixir for the soul, as were the parrots at dusk, but this Sunday there was something different, it was as if something had changed in a play that had been on stage for a long time, only I still couldn't see what it was.
Little by little the light of day was dawning, he watched as the nurse who cleaned him daily, (her name was Beatriz), entered his room, rolling his poor existence like a bundle to one side of the bed, undressing his sick body, changing his clothes and his nappy, even though it was still clean, and putting a new one on him, She would also change the sheets, tenderly placing him back in the centre of the bed, a king-size bed in which he had been placed since the accident, as if to make him look even smaller and more insignificant than he was, in the middle of that gigantic mattress, his name was Sebastian.
Truly that woman was the most beautiful thing he had ever seen in his life, emerald green eyes that would disarm anyone, a perfect smile, like from dental magazines,
And a voluptuous body, she looked like an angel, and she treated him with the care and love that he never found in his family, not even in his sister.
She would pick up the dirty clothes and leave, leaving her pheromones in the air and giving him a pitying look and a compassionate smile that would further fuel his desire not to give up.
By then, more than a year had passed since he fell into a coma, the result of rolling down the stairs of the house until he ended up hitting his head on the last missing step, just one step out of 15, one more, just one, and nothing would have happened, but fate is like that.
I said that Sebastian was seeing all this from a new perspective, because in the last few days, his spirit had separated from his body and he could see from different angles of his room everything that was happening, he had even ventured into the corridors of the house at night, he had wandered through everyone's bedrooms and had even witnessed some conversations about him, which were very painful, from his sister Dolores for example, who said the other night that it was time to put an end to this situation, that only then could they read the will, and since he was going to die anyway, that it should be a pious act to pull the plug and smother him with a pillow so that he could finally rest in peace, that gave her the shivers, although deep down he thought she was right.
Only his younger brother Julian had balked at the idea, in the hope that he might wake up, although Sebastian had already been too long separated from the limp body lying in the huge, almost empty bed.
After the preparations in the kitchen Sebastian had to wait for the family to have breakfast, to see if any of them would have the courtesy to remember he was still there and come by to visit him, or at least to confirm that he was still alive.
But this Sunday he had no luck, no one came up, and as it was Sunday, it was unlikely that his beautiful and stunning nurse would come to confirm it, although he still showed no signs of recovery, he did not despair, and he had got used to being alone on Sunday, it had become a habit to wait until Monday to see someone in that room again.
He resigned himself, but he still had a strange feeling, it was a presentiment that in his mind he could not define, in truth since the night before he felt more free, even before dawn he could take a walk through the gardens, although it was the most terrifying thing he had experienced so far in his new condition of wandering through the house between two worlds, he believed that little by little he was dying and entering the beyond, a space hitherto unknown to him.
During his walk through the garden, he came face to face with some spirits that roamed around the house, terrifying him, although deep down, he already felt more like a spirit than a living being, but without losing hope of waking up and telling of all the things he had seen in his year-long pilgrimage, before in his own room, and now all over the house.
On Monday the noises started earlier than usual, at about four in the morning Dolores entered Sebastian's room with her husband, she looked agitated and nervous, Marcos her partner encouraged her by claiming that it was time to leave that house forever and enjoy the old man's inheritance, that only that inert body stood between them and happiness.
In the end his sister did not dare, after all he still had some consciousness left, but suddenly Marcos disconnected him from life support, and seeing that Sebastian was still breathing, he snatched the pillow from Dolores' hands and began to suffocate that inert body that could not defend itself.
Meanwhile Sebastian watched everything from his little corner in the room, at first he felt very afraid, it was not easy to accept the arrival of the end, although the last events told him that this would only be a new beginning, and that in order to be hanging it was better to fall at once.
And he was already saying goodbye to the world of the living (perhaps only a few seconds were missing to consummate that atrocious deed), when Julián, his younger brother suddenly entered the room with his father's old shotgun, and upon seeing what was happening, without saying a word, fired a single shot that at the same time, blinded the lives of Marcos and Dolores in an instant.
In a few seconds that seemed like an eternity, he could see how the souls of his sister and her husband were dragged into the abyss by a force that did not belong to this world, she looked at her and could read on his lips a word that remained forever engraved in her memory: "Forgiveness".
Then Julian switched the devices back on, breathed a sigh of relief and, looking around, exclaimed:
"I know you are there, I have always known it, I will take care of your body until the moment everything is consummated".
Then he saw him drag the bodies into the garden of the house, leaving his room clean as a silver cup, so that by the time the nurse arrived, he had already buried both bodies and moved some rose bushes in the garden, then began to water them slyly, as if nothing had happened.
Some time later, two years after the accident and his coma, Julian arrived home in a hurry, Sebastian watched him from his small space in the corner, hugged his body tightly, kissed him on the forehead as a farewell, and then left the house, never to return.
The truth is that in all that time, Julian had his sister and her husband declared missing, and filed a claim for the inheritance, he had also managed to have Sebastian declared unfit to manage the family fortune, leaving for good on a Caribbean island with all the money he could take from the inheritance, Sebastian watched him walk away from the hand of Beatriz, his voluptuous and beautiful nurse, he froze, at the end he shouted at her to at least pull the plug, to mercy kill him, before leaving, but they could not hear him, only the nurse looked at him one last time with the same compassionate expression as always, before closing the door and leaving for good.
Since then Sebastian does not know how much time has passed, nor does he know whether he is alive or has already died of starvation in that huge bed, because every time he goes to his room to find out, an otherworldly terror paralyses him, he just wanders aimlessly through the gardens, and a feeling of attachment to that old colonial house has taken hold of him, thinking that he must defend it from any intruder, whatever it takes, until the end of time.
The end.
Crédits:
This story is original content, of my own authorship, written for the
#zonadeescalofrios community, in the hive ecosystem.
The images were created by me with the bing program.
For the English language I used the Deepl tool.
Thank you for reading.