
I’ll start with a few things. This week, I was supposed to plan a short trip to disconnect from work stress, but everything suddenly got complicated. In the end, I think the trip will be postponed. That said, what I couldn’t keep putting off was buying a new pair of shoes.
I took advantage of yesterday to buy them and to visit an ice cream shop recommended to me by @helimar: Montebianco Gelateria. This gelateria has a location at the Sambil shopping center, located at the intersection of Venezuela Avenue, Argimiro Bracamonte Avenue, and Críspulo Benítez Avenue.
Obviously, the first thing I did was buy my shoes. I like Skechers athletic shoes—they’re comfortable and durable. I used one of the most popular fintech apps in Venezuela to make my purchase: Cashea. It’s a very useful consumer credit app. After that, I had to buy some medicine and yogurt. Once I was done with those errands, I headed to Montebianco Gelateria.
I should mention that I went alone. That’s something I don’t usually do, but we should normalize spending time with ourselves without needing company. Although the original plan was to go out with someone, that person was in the city of Acarigua (nothing to do about that).

When I first passed by the gelateria on my way to buy shoes, it was a bit crowded. So I decided to do all my shopping first and come back later to enjoy my gelato peacefully.
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A very kind employee greeted me when I arrived. She offered me a sample right away. I always say “Good afternoon” (manners matter). She smiled and was very polite. Good manners help break communication barriers. People often think I’m 23 to 25 years old—I have a youthful face (what we’d call carajito in Venezuela). That can be both an advantage and a disadvantage.

Recapping, I appreciated the service and customer care values at Montebianco Gelateria—perhaps because the employee was over 35. She was a kind, warm, and cheerful woman. I loved that detail because it made me feel comfortable. She let me try two different flavors and was very helpful when I told her I wanted something a bit more natural, with a yogurt-like taste. I really love yogurt; I usually eat it before heading to the gym at 6:00 a.m. every day.

She recommended either a small cup or a cone. I joked with her that I’d be breaking my healthy eating habits and would need to work out more the next day (which is today). I decided to go with a single-scoop cone: strawberry cheesecake gelato. Interestingly, the employee’s recommendation matched my aunt Helimar’s suggestion.
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I really liked the gelateria’s decoration. The concept is immersive yet simple—so simple that each element draws you in. There’s a subtle elegance in every detail of the interior design.

Few places manage to blend elegance so seamlessly. It was clear to me that the brand aimed from the start to be unique and unforgettable. That much I could tell from the experience.
Perhaps the layout, the display case, and the visible menu create a deep connection that resonates with customers. That’s what I felt as a customer, beyond my professional experience or background as a consumer. A few technical notions came to mind, but the gelateria clearly aims to be memorable.

Enchanted by every detail and engaged in a pleasant conversation with the employee, I asked if I had to pay first, and she said no. I found that surprising since it’s located in a shopping mall. It was a nice touch—though I still paid first because I wanted to enjoy my gelato without interruption.

After paying, I savored the cone, and the creaminess was incredible. The strawberry cheesecake gelato wasn’t too sweet, nor too tangy or strong—the flavor was perfectly balanced. I felt like a 5-year-old enjoying this huge cone.
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Originally, I had thought of getting two flavors, but then guilt kicked in—something gym-goers know all too well—so I chose just one. It was the best decision; the portion was massive.

The cone cost $3.50, which was just 450 bolívares at the local exchange rate. I thought that was great—not expensive at all—and the experience was truly enjoyable. I love places where I can eat something delicious and be treated with kindness. I hope you get to visit a place like that. Have you ever tried gelato?
Contenido original de @neruel. Todos los derechos reservados ©, 2024. Imágenes: Samsung Galaxy A54. Traducción al inglés y corrección gramatical: Chatgpt - DeepL - Languagetool.
SPANISH VERSION (click here!)
Barquilla Cheesecake de Fresa: El Encanto de Montebianco Gelateria
Partiré de algunas cosas; esta semana tenía que planear un viaje breve para desconectarme de la carga laboral, pero todo se complicó repentinamente. Al final creo que el viaje se pospondrá. En esa sintonía, lo que no podía seguir posponiendo era salir a comprar unos zapatos.
Aproveché el día de ayer para ir a comprarlos y visitar una gelateria que me recomendó @helimar: Montebianco Gelateria. La heladería tiene una sede en el centro comercial Sambil, ubicado en la Avenida Venezuela con Avenida Argimiro Bracamonte y Avenida Críspulo Benitez.
Evidentemente, lo primero que hice fue comprar mis zapatos. Me gustan los zapatos deportivos marca Skechers; son cómodos y resistentes. Uso una de las apps fintech más populares en Venezuela para mi compra: Cashea. Esta es una app de crédito al consumo muy útil. Luego de la compra tenía pendiente comprar unas medicinas y yogures. Luego de hacer todo eso me fui a Montebianco Gelateria.
Debo destacar que fui solo. Esto es algo que no suelo hacer, pero hay que normalizar, estar contigo sin necesidad de estar acompañado. Aunque el plan era salir con alguien, esta persona estaba en la ciudad de Acarigua (no se puede hacer nada).
La gelateria estaba sola; antes de ir a la tienda a comprar los zapatos, pasé por allí y había varias personas. Decidí hacer las compras primero y luego volver para disfrutar mi gelato con tranquilidad.
Me atendió una vendedora muy amable que me dio a probar helado después de llegar. Suelo siempre decir: Buenas tardes (modales). La vendedora me sonrió y fue muy amable. Los modales ayudan a desbloquear las barreras comunicativas. Sobre todo, la gente usualmente me ve como un hombre de 23 a 25 años. Tengo cara de corajito (modismo venezolano). Un punto que puede jugar a favor y en contra.
Recapitulando, me gustó la servicialidad y los valores de atención de Montebianco Gelateria; quizás porque la vendedora tenía más de 35 años de edad. Era una señora amable, cordial y feliz. Ese detalle me encantó porque me sentí cómodo. Además, me dio a probar dos sabores de helados y fue precisa cuando le dije que quería algo un poco más natural o que tuviera sabor similar al yogur. Me gusta mucho el yogur; suelo comerlo siempre antes de ir a entrenar en el gimnasio a las 6:00 a.m. todos los días.
La vendedora me recomendó una tinita o barquilla. Bromeé con ella porque le dije que rompería la dinámica alimenticia y tendría que entrenar un poco más al día siguiente (hoy). Decidí comprar una barquilla de un solo sabor: Gelato de cheesecake de fresa. Casualmente, la recomendación de la vendedora coincidió con la de mi tía Helimar.
Me gustó mucho la decoración de la gelatería. El concepto es envolvente y simple. Tan simple que te sumerge con cada elemento y detalle. Principalmente, porque hay una sutileza en cada uno de los elementos que decoran todo el interiorismo.
Hay pocos lugares donde se integra la elegancia de una manera profunda. La marca ideó desde el principio venderse como algo diferente e inolvidable. Es algo de lo que pude percatarme y detallar con profundidad.
Quizás los elementos, la vitrina y el menú visualizable generan una conexión profunda que termina conectando directamente con el cliente. Es lo que yo sentí como degustador, más allá de mi experiencia profesional y temas arraigados como consumidor final. Salieron algunas nociones técnicas, pero la gelateria tiene detalles dirigidos a ser inolvidable.
Maravillado con cada elemento y sumergido en la agradable conversación con la vendedora, le pregunté si tenía que pagar primero y me dijo que no. Me pareció extraño, ya que es una tienda en el centro comercial. Esto fue agradable; aun así, pagué primero porque quería comer el gelato tranquilo.
Luego de cancelar, degusté la barquilla y la cremosidad era increíble. El sabor del gelato de cheesecake de fresa no era fuerte, ni tan dulce y tampoco ácido. Todos los sabores estaban bien equilibrados. Me sentí como un niño de 5 años comiendo esta barquilla que era inmensa.
Originalmente, pensé en comprar una barquilla de dos sabores, pero me entró ese remordimiento que tenemos las personas que entrenamos en el gimnasio y preferí ir por un solo sabor. Fue la mejor decisión, ya que era demasiado grande.
La barquilla tenía el precio de 3.5 USD; al cambio de la moneda de curso venezolano, era solo 450,00 bs. Esto me pareció maravilloso, no fue caro y disfruté la experiencia. Me encantan los lugares donde puedo comer algo rico y atienden con cariño a cada cliente. Espero que puedas visitar un lugar así: ¿Has comido gelato alguna vez?
Contenido original de @neruel. Todos los derechos reservados ©, 2024. Imágenes: Samsung Galaxy A54. Traducción al inglés y corrección gramatical: Chatgpt - DeepL - Languagetool.
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