¡YA NO CREO EN LOS HOMBRES!
-Hablaban dos amigas-
Marlene afirma:
¡Cómo es posible! ¡TODOS LOS HOMBRES SON IGUALES! -Bebe un sorbo de su cerveza y prosigue- Uno se prepara, estudia, trabaja, es educada, independiente, segura, no anda con rodeos, sin hijos ¡SIN HIJOS!- y le daba golpe a la mesa- Una casa sola, todo en su santo lugar, deportista, sin vicios, tampoco una familia que moleste la relación y mucho menos ni un EX, porque cuando me dejan ¡DESAPARECEN DE LA FAZ DE LA TIERRA! -Cerraba preguntándose- ¿Dónde estan los hombres?
Patricia, la amiga, solo contemplaba y le preguntaba:
-¿Ese? - calvo.
-¿Y aquel? - Barrigón.
-¿Y este otro?- Si anda en el bus, seguro no tiene empleo o como salir adelante y no quiero eso.
-¿Y Rubén tu compañero de trabajo?- ¡MENOS! Si así como anda, es en su casa, no quiero saber de hombres mugrientos.
-¿Recuerdas a Gilberto? Estos días me preguntó por ti...- Muy lindo y todo pero es divorciado y la mujer le quitó la casa por eso vive con la mamá ¿Qué esperas? ¿que lo lleve a mi casa? NO, DE NINGÚN MODO...
Marlene se queda contemplando al hombre en la barra: