Un saludo cordial para todos los amigos hivers de la comunidad @holos-lotus, con el deseo de que estén pasando un excelente fin de semana, me dispongo a continuar con las publicaciones que he estado realizando, referidas a aquellos factores que pueden ser potencialmente generadores de alteraciones psicológicas, en la educación de nuestros niños y adolescentes.
Antes debo comentarles que los psicólogos y psiquiatras cuando nos referimos a este tema, le llamamos 'potencialmente' porque no en todos los casos que están expuestos a estos factores se van a producir necesariamente alteraciones de la psiquis, pero sí existe una alta posibilidad de que ocurra, por lo que considero deberían tomarse en cuenta.
Hoy me corresponde referirme a la permisividad, esa actitud mantenida en el tiempo, donde los padres y otros adultos encargados de la crianza, no establecen límites definidos, no controlan el comportamiento de los infantes, para decirlo de una forma más simple, son complacientes de manera excesiva con las demandas de los pequeños, como expresé desde el principio, es muy probable que los resultados a la larga sean de lamentar.
Con esta actitud no se ayuda a que se gane en el desarrollo infantil y adolescente la necesaria incorporación de habilidades, como saber autorregular la conducta, es decir no aprenden a recapacitar, ni a tener tolerancia a las frustraciones, no se incorporan normas de comportamiento necesarias para vivir en la sociedad.
Permitirlo todo o casi todo, sin reglas claras, dificulta de una forma enorme que los menores formen su identidad sana y armónica. Pensemos en qué estamos haciendo de nuestros hijos? Qué podemos esperar de su comportamiento cuando sean adultos e incluso a esas propias edades tempranas de la vida? Si no educamos y exigimos disciplina con el diálogo y con nuestro ejemplo, y resaltó el papel del ejemplo, y critico, firmemente él "haz lo que yo digo pero no lo que yo hago".
Mire, de mantenerse, de perpetuarse en el tiempo una actitud permisiva, estamos consolidando en nuestros hijos una alta, altísima, vulnerabilidad a que expresen trastornos en el comportamiento, se van a comportar de manera socialmente inadecuda y sin causa que lo justifique; sí eso mismo, van a ser rebeldes sin causa, y después le contaré historias lamentables de adolescentes rebeldes y adultos rebeldes que no ceden a consejos y, cómo terminan esas historias, aunque creo que todos lo podrán imaginar, aun sin que yo les de ejemplos de mi experiencia clínica y asistencial en este sentido.
Por otra parte muchos estudios y muchos abordajes en terapia han puesto en evidencia que la permisividad desmedida también aumenta la probabilidad de que se manifiesten trastornos de ansiedad y depresión y pésimas habilidades para establecer sanas relaciones con las demás personas durante toda su vida, a no ser que, ya de adultos ocurra casi un milagro con ellos.
Y me gustaría aclarar que en mi criterio profesional la educación debe ser flexible, con mucho diálogo y mucha empatía con los menores de edad, esa etapa de la vida que es de formación de valores; así como que creo que los valores no se imponen, se razonan, se explica el porqué, que como decía en una publicación anterior no se puede caer en una actitud rígida y autoritaria, pero tampoco en y una ausencia absoluta de control.
No vaya usted a creer que por ser permisivo, vaya porque comí se dice son pequeños aún... por nada de eso es usted un padre más amoroso.
El amor verdadero en materia de educación de las nuevas generaciones está en establecer disciplina y lograr que comprendan,que asuman la razón de las normas, todo tiene su tiempo, su edad para poder hacerse, la educación es un proceso paulatino y como siempre digo, como padre debemos de renunciar a la improvisación y al empirismo, se debe educar con conocimiento de causa y para poder dar un consejo oportuno estamos los especialistas, bien sea desde la psicología y la psiquiatría, como los maestros y demás profesionales de la educación.
Ha sido un placer escribirles sobre este tema, como va a ser un placer dialogar sobre este y otros temas sobre lo que considero una de las funciones más importantes que tenemos todos que es contribuir a la educación integral, sana, armónica y como hemos estado abordando en nuestra edificante comunidad @holos-lotus, educar en una cultura de paz por un mundo mejor en el que tenemos fe. Con todo mi afecto y buenos deseos me despido, en esta nueva entrega.
Texto de mi autoría, libre de IA.
Imágenes del archivo libre de Pixabay.
English Version
"Permissiveness doesn't make us more loving parents."
A warm greeting to all the Hivers friends of the @holos-lotus community. Hoping you're having an excellent weekend, I’m ready to continue with the posts I’ve been sharing, focused on those factors that can potentially lead to psychological disturbances in the education of our children and adolescents.
First, I must mention that when psychologists and psychiatrists talk about this topic, we use the term “potentially” because not every case exposed to these factors will necessarily result in psychological alterations. However, the likelihood is high enough that I believe they should be taken seriously.
Today, I’ll be addressing permissiveness—that attitude sustained over time, where parents and other adults responsible for raising children fail to set clear boundaries, do not regulate the behavior of the little ones. To put it simply, they are excessively indulgent with the children’s demands. As I said from the beginning, it’s very likely that the long-term consequences will be regrettable.
This attitude does not help children and adolescents develop essential skills, such as learning to self-regulate their behavior. In other words, they don’t learn to reflect, nor to tolerate frustration. They don’t internalize the behavioral norms necessary to live in society.
Allowing everything—or almost everything—without clear rules makes it extremely difficult for children to build a healthy and harmonious identity. Let’s think: what are we shaping our children into? What can we expect from their behavior when they become adults, or even during these early stages of life? If we don’t educate and demand discipline through dialogue and through our example—and I emphasize the role of example—and I firmly criticize the “do as I say, not as I do” approach.
Look, if a permissive attitude continues and becomes permanent over time, we are reinforcing in our children a high—very high—vulnerability to developing behavioral disorders. They will behave in socially inappropriate ways without any justified cause. Yes, exactly that: they’ll become rebels without a cause. And later, I’ll share some unfortunate stories of rebellious teens and adults who refuse advice—and how those stories end, although I believe most of you can imagine it, even without me giving examples from my clinical and therapeutic experience.
On another note, many studies and therapeutic approaches have shown that excessive permissiveness also increases the likelihood of anxiety and depression disorders, and poor skills for forming healthy relationships with others throughout life—unless, as adults, something close to a miracle happens to them.
And I’d like to clarify that, in my professional opinion, education must be flexible, with lots of dialogue and empathy toward minors—those formative years where values are shaped. I also believe values aren’t imposed; they’re reasoned, explained. As I mentioned in a previous post, we must avoid falling into rigid and authoritarian attitudes, but also avoid a total absence of control.
Don’t go thinking that being permissive—just because, as they say, “they’re still little”—makes you a more loving parent. Not at all.
True love, when it comes to educating new generations, lies in establishing discipline and helping them understand and embrace the reasoning behind the rules. Everything has its time, its age to be done. Education is a gradual process, and as I always say, as parents we must let go of improvisation and guesswork. We must educate with knowledge and intention. And to offer timely guidance, we specialists are here—whether from psychology, psychiatry, teaching, or other educational professions.
It’s been a pleasure writing to you about this topic, and it will be a pleasure to continue the dialogue on this and other subjects related to what I consider one of our most important roles: contributing to a comprehensive, healthy, and harmonious education. As we’ve been discussing in our uplifting @holos-lotus community, educating in a culture of peace for a better world we believe in. With all my affection and best wishes, I say goodbye in this new installment.
Text authored by me, free of AI.
Images from the free Pixabay archive.
English version with support from the DeepL Apk.